Noticias 01

 

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-ARTICULO DEL PERIODICO DIARIO DE NOTICIAS DE ALAVA DEL DIA 6 DE ABRIL DE 2012:

Las gemelas catalanas de Arroiabe

Mila y Esti Puig, a sus 72 años, dinamizan la vida del pueblo con su energía desbordante

Las gemelas de Arroiabe tienen infinidad de anécdotas para contar. (Foto: b.d.)

 

Arroiabe. No hay nadie en los pueblos próximos a Arroiabe que no sepa quiénes son las gemelas catalanas. Como ellas dicen, "nos conoce media Álava". Mila y Esti Puig nacieron hace 72 años en la casona de principios del siglo XIX que ahora habitan y que comparten con su otra hermana, María, la mayor de las tres. Su padre José, gerundense del pueblo de Les Olives, cerca de Figueres, llegó a Vitoria a hacer la mili y, tras un primer recorrido por la provincia, concluyó que esta tierra era "muy fea" comparada con la suya. Pasado un tiempo de adaptación, decidió permanecer en ella para siempre, "y eso que era el mayor de los hermanos y en Cataluña el primogénito hereda la casa y la hacienda. Al quedarse aquí, renunció a todo ello", comentan con satisfacción las Puig.

Relatan que José se casó con su madre en segundas nupcias tras enviudar de su primera esposa. Se dedicó al ganado porcino y consiguió una posición económica acomodada y el reconocimiento de sus convecinos. "En la época de la Guerra Civil era de los pocos que tenía coche. Era buena persona y ayudó a mucha gente; por eso quisieron llamar a nuestra calle la del catalán, en honor a él", relatan las hermanas, orgullosas de su progenitor. Falleció cuando Esti y Mila tenían 6 años y ello obligó a su madre Gregoria Arri, que en aquel tiempo contaba con 43, a liarse la manta a la cabeza y convertirse de la noche a la mañana en tratante de ganado bovino, "la única de la provincia", resaltan.

De su padre apenas tienen recuerdos: "Nos decía: que vengan conmigo las gemelas. Nos trataba con mucho cariño". En cambio, conservan todavía frescas las muchas penas y alegrías que vivieron con su madre. Traen a colación que "si te decía ven, ibas", en alusión a su carácter recio, probablemente amasado por la fuerza de las circunstancias a las que tuvo que hacer frente en una época de estrecheces.

Ellas, mientras, superaron su infancia y adolescencia con la felicidad que quita y pone la vida en el campo. Se ríen a carcajadas cuando se acuerdan de su pelea diaria con los bueyes y de "los golpes que nos daban".

En contadas ocasiones reconocen haber discutido, a pesar de que han mantenido un contacto casi diario, aun cuando se casaron y formaron nuevas familias siendo jovencitas: Mila a los 20 y Esti, con 23 años. Su complicidad de hermanas gemelas llega a extremos que resumen aireando multitud de anécdotas "para morirse de la risa". Con sincronización perfecta en el turno de palabra, cuentan que "una vez, Esti se rompió una pierna en Vitoria; al día siguiente yo -habla Mila- aparecí con la misma fractura en la misma pierna".

El episodio se repitió años después. Mila llegó desde Vitoria a cuidar a su hermana tras haber sufrido ésta un accidente al caerse; horas después, ambas compartían lesión, porque Esti también acabó sufriendo las consecuencias de rodar por los suelos cuando trasteaba con las gallinas.

La fisonomía, el tono de voz, la forma de reírse -más bien, de soltar sonoras carcajadas, perceptibles cada vez que la ocasión se presenta mínimamente propicia- , el peinado, la manera de vestir, el diseño de las gafas y un largo etcétera, en el que se incluye la filosofía con que encaran la vida, siguen convirtiendo a las Puig en un dos en una, que no se ha visto alterado un ápice con el paso de los años. Sólo los que conviven a diario con ellas consiguen dirimir quién es quién, aunque en ocasiones, hasta sus propios hijos tienen que preguntar con cuál de las dos hablan cuando entablan con ellas una conversación por teléfono.

Visto lo visto, no es de extrañar que sus profesores de la infancia se volvieran locos con sus juegos amañados para cambiar de identidad según la ocasión conviniera. "Hacíamos lo que queríamos con los maestros". O que tuvieran totalmente confundidos a los mozos que las cortejaban en los bailes. También son testigos de este lío en Torrevieja, donde Mila pasa temporadas recargando las pilas gracias a un clima más amable que el de la Llanada alavesa. Cuando Esti va a visitarla o, en ausencia de aquélla, utiliza su vivienda, los vecinos han llegado a sentirse perplejos, incluso molestos porque, de buenas a primeras, no reciben el saludo efusivo de costumbre de Mila o ven que su acompañante no es el mocetón de siempre, sospechando que algo muy raro ha tenido que suceder, pues en la relación que ellos conocían del matrimonio no habían apreciado ni de soslayo señales de fisura. Cuando se aclara el entuerto y Esti presenta a su marido como cuñado de Mila, la concurrencia saluda con jolgorio el malentendido.

Para su hermana María reservan el cariño que merece la sangre, pero acaban reconociendo que entre ellas dos existe un vínculo especial, intangible e imposible de explicar, que Esti trata de reflejar agarrando a Mila con cariño de la mano.

apretada agenda social

"No nos aburrimos"

Siempre activas. Su vitalidad las lleva a estar siempre en la brecha. Confiesan no aburrirse. Compaginan la convivencia familiar en feliz compañía de los maridos, hijos y nietos con una agenda social propia de jóvenes en edad de merecer. Forman parte de la sociedad Los Amigos de Arroiabe, que cuenta con 72 socios, más que vecinos empadronados, y lo mismo organizan un viaje a una fábrica de chocolate de Logroño que movilizan a las mujeres trabajadoras de la zona para darse un homenaje en forma de comida en Zurbano.

Tampoco hacen ascos a la responsabilidad autoimpuesta de colaborar en la supervivencia y buena marcha del pueblo, de contados habitantes pero lleno de vida. Miran nerviosas el reloj porque "a las cinco y media vamos a acudir a la reunión de la junta vecinal. Tenemos que participar todos", afirma sin concesiones Esti, quizá más sensibilizada que nadie porque su hijo Alfredo es el actual presidente.

Éste tomó el relevo de la anterior junta, en la que su madre ejerció de vocal por decisión popular. Recuerdan como momento más delicado el incendio que se originó en Mendibil y que llegó a las puertas de Arroiabe. Esti explica que ella y su inseparable vecina y amiga Rosa Mari tuvieron que coordinar en primera instancia las labores de construcción de un cortafuegos de urgencia para preservar de las llamas las casas del pueblo. Por suerte, había en la localidad trabajadores con máquinas excavadoras que realizaban obras. Entre todos lograron su objetivo y el enorme susto dio paso a la placentera sensación del deber cumplido.

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-ARTICULO DEL PERIODICO DIARIO DE NOTICIAS DE ALAVA DEL DIA 27 DE MARZO DE 2011:

Durana ya dispone de nuevo centro social

El equipamiento dará servicio a más de mil personas, tras una inversión de 3,9 millones

durana. El nuevo centro social polideportivo de Durana, en el que se han invertido cuatro millones de euros, presta ya servicio a más de mil personas de todo el municipio de Arrazua-Ubarrundia. El diputado general de Álava, Xabier Agirre, inauguró ayer las instalaciones, que están destinadas a usuarios de diez pueblos, según informó la Diputación. El complejo dispone de una pista polideportiva, gimnasio, salas para usos sociales, zona para club joven y biblioteca. La inversión realizada en este equipamiento supera los 3,9 millones de euros, financiados entre la Diputación, el programa Erein y el propio municipio.

Este equipamiento prestará servicio a las más de mil personas que habitan el municipio, distribuidas en las localidades de Durana, Zurbano, Arroiabe, Arzubiaga, Betolaza, Landa, Mendibil, Luko, Nanclares de Gamboa, Ullibarri Ganboa y Ziriano. Agirre destacó "la importancia de este tipo de equipamientos para los pueblos".

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-ARTICULO PUBLICADO EN LANCELOTDIGITAL EL DIA 11 DE SEPTIEMBRE DE 2010

Yaiza y el Diablo de Timanfaya, juntos en Álava

Mila y su familia regentan desde hace 21 años el ‘Restaurante Taberna Yaiza’


Foto: Kepa Herrero

En Mendibil, un pueblecito alavés de 40 habitantes, se erige orgulloso el tesoro de Mila (Mª Milagros Pérez Pinedo) y su familia: un restaurante que lleva el nombre, la esencia y la historia de Lanzarote escrito en su fachada y en el corazón de su propietaria.

El ‘Restaurante Taberna Yaiza’ nació hace 21 años fruto del deseo, de la ilusión y de la visión de futuro de una Mila adolescente. “A los 13 años, en el colegio, me mandaron hacer una redacción sobre algo que hubiera leído. En mis manos cayó por casualidad la Trilogía de Alberto Vázquez Figueroa, “Océano”, “Yaiza” y “Mar Adentro” y quedé totalmente enamorada de Lanzarote – cuenta Mila -. De hecho, me dije a mí misma que el día que tuviera una hija sería rubia, con ojos azules y se llamaría Yaiza”.
Y cosas del destino, así fue. Con 25 años, Mila tuvo una niña de pelo rubio y ojos azules a la que puso de nombre Yaiza. Mes y medio después, esta enamorada de la isla de los volcanes y su marido levantaron un restaurante protegido por el Diablo de Timanfaya. Un negocio en el que trabaja la familia al completo y que con el paso de los años se ha ido ganando un prestigio bien merecido.
Lo curioso de esta historia, además, es que Mila no llegó a conocer Lanzarote hasta que Yaiza cumplió los dos años. “Entonces decidimos visitar la isla. Yo tenía muchísimas ganas y ahora somos visitantes asiduos, aunque no voy tantas veces como quisiera, la verdad”, afirma.
De lo que no cabe duda es que su relación con Lanzarote es muy estrecha. “Tengo grandes amigos, sobre todo en Teguise, muchos de nuestros clientes son de Lanzarote o han estado allí de visita y al ver el nombre del restaurante entran, y además, desde que nació mi hija, el nombre de Yaiza se ha extendido por toda la provincia”.
Y es que historias como ésta, dejan claro, que Lanzarote es mucho más que la isla que conocemos porque la fuerza del volcán no conoce fronteras.

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-ARTICULO DEL PERIODICO EL CORREO EDICCION ALAVA DEL DIA 22 DE JULIO DE 2009:

El fuego siembra la alarma en Alava

Los incendios más graves quemaron decenas de hectáreas en Arróyabe yTreviño, un frente de 4,5 kilómetros

 

Al cielo y a la tierra. Álava no pudo ayer quitar los ojos de estos dos puntos en toda la tarde después de que se declarara el primero de los cuatro incendios que calcinaron decenas de hectáreas en Mendibil, Arróyabe, Echávarri-Urtupiña y varios pueblos de Treviño. La voz de alarma saltó sobre las dos y media de la tarde en Arróyabe, en el municipio de Arrazua-Ubarrundia, pero a última hora todas las miradas se dirigían hacia Treviño. Al cierre de esta edición, hasta un centenar de efectivos, procedentes de diferentes puntos del País Vasco y Castilla y León, así como la Unidad Militar de Emergencias, se concentraban en la zona con el objetivo de sofocar un frente de 4,5 kilómetros de llamas. La tarea no se presentaba sencilla. El fuego arrancó en Samiano y se extendió a través de un área extensa y de difícil acceso por Doroño, Bernedo, Albaina, Fuidio, Pariza, Marquínez, Urarte y Arluzea. Las dos últimas localidades tuvieron que ser desalojadas, al igual que otra veintena de personas en el pueblo burgalés de Sásesta. SOS Deiak se vio obligada incluso a convocar una mesa de crisis.
«Por la noche nos va a favorecer la climatología, pues entra un frente frío que, aunque no extinguirá el fuego por completo, no lo avivará», aseguró Raúl Fernández de Arróyabe, viceconsejero de Interior, con la vista puesta en la llegada de un avión del Ministerio de Medio Ambiente, prevista para hoy y que ayer no pudo desplazarse por el fuerte viento reinante en el territorio. La presencia de otro aeroplano que vertía agua sobre la zona facilitó la extinción en Mendibil y Arróyabe, en Arrazua-Ubarrundia, que sumaron los otros dos focos graves.
Desalojados
El caos invadió este área situada junto al pantano de Ullíbarri-Gamboa hacia el mediodía. «Esto ha debido ser intencionado», concluían vecinos de Arróyabe, que afirmaban haber visto «varios focos antes de que comenzara el humo». Los bomberos eludieron hacer conjeturas y se centraban en evitar que las llamas ganaran terreno. Hacia las 19.00 horas sólo quedaban algunos focos internos -ya no se extendían- y el fuego se hallaba «confinado», explicaron fuentes oficiales.
Hasta tres viviendas de esta localidad tuvieron que ser desalojadas. En Aldayeta, otros cinco vecinos corrieron igual suerte, lo mismo que en el club náutico. El último incendio, que obligó a cortar la N-1 varios minutos, se desató en Echávarri-Urtupiña y permaneció activo hasta última hora de la tarde. Se presumía que las llamas habían arrancado en un pabellón agrícola para avanzar después por unos rastrojos. Pero el origen era lo que menos preocupaba a los afectados: «Primero es apagar el fuego y luego ya hablaremos».

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-ARTICULO DEL PERIODICO DIARIO DE NOTICIAS DE ALAVA DEL DIA 4 DE SEPTIEMBRE DE 2009:

Guereñu contra Guereñu

Iban e Iker Díaz de Guereñu vivirán un peculiar duelo de hermanos este domingo en lemona

Su padre, José María, fue jugador del Alavés y los hijos han seguido unos pasos que ahora se cruzarán por primera vez

 

Foto: Iker y Iban Diaz de Gereñu

El alavesista Iker Guereñu se verá las caras por primera vez sobre el césped con su hermano Iban, jugador del Lemona.Foto: marcos ruiz

vitoria. El del domingo será algo más que un partido para dos futbolistas cansados de verse las caras fuera de los terrenos de juego pero que están ante la primera oportunidad de enfrentarse sobre el césped. Iban e Iker Díaz de Guereñu Ruiz de Arbulo lo han compartido casi todo a lo largo de los últimos veintisiete años. Criados en un hogar con claras reminiscencias futbolísticas y muy ligado al Alavés, el fútbol no podía ser otra cosa que su destino. Ahora, con el mayor defendiendo los colores del Lemona y el pequeño los del Glorioso les llega la oportunidad de enfrentarse por primera vez. Un Guereñu contra Guereñu que será sólo una batalla futbolística sobre el césped de Arlonagusia. Noventa minutos de lucha fratricida que dejarán paso a la reafirmación de los lazos familiares hasta que el cuadro vizcaíno tenga que visitar Mendizorroza.

"Hemos tenido la oportunidad de jugar en el mismo equipo, pero ésta es la primera ocasión que tenemos de enfrentarnos, aunque no tenemos demasiado claro que vayamos a entrar en el once. Yo nunca me he enfrentado al Alavés y tengo esa ilusión. En los entrenamientos estoy con ese plus, pero, por lo demás, todo es igual", destaca Iban, el mayor de los dos.

Dicen que de casta le viene al galgo y no es para menos en este caso. Iban e Iker tuvieron el ejemplo en casa con un padre, José María Díaz de Guereñu, que vistió la camiseta albiazul, y también la del Lemona, cuando ellos ni siquiera habían empezado a gatear. "Se retiró joven y no le vimos a nivel profesional, pero en casa siempre ha habido un balón y empezamos a jugar en la calle, cosa que ahora ya no hacen los niños", explica Iban. Para Iker, el gusanillo llegó por partida doble porque le tocaba asistir a todos los partidos de su hermano: "He ido siempre por detrás, viendo todas las categorías y eso te sirve para aprender".

Los dos hermanos no tienen dudas y saben que uno de los dos va a quedar ligeramente denostado por la familia el próximo domingo durante los noventa minutos que dure el duelo entre el Lemona y el Alavés. En este caso, los ánimos de la familia van para el pequeño de la saga por eso de que viste de albiazul: "El corazón puede estar dividido, pero pesa más el Alavés y a la familia la tengo a favor". Por si acaso, Iban ya ha recibido alguna amenaza para que no perjudique demasiado los intereses albiazules: "Me han dicho que no meta ningún gol, pero me parece que eso va a ser fácil de cumplir porque he marcado uno en los tres últimos años".

Los dos vitorianos compartieron vestuario en Amurrio y a partir de ahí sus vidas se distanciaron de manera definitiva en el apartado futbolístico. Iban encontró acomodo en el fútbol vasco y ha convertido Lemona en su feudo después de una larga trayectoria en el Amurrio. Mientras tanto, Iker no dudó a la hora de hacer las maletas (Levante, Fuerteventura y Orihuela) y el pasado verano vio recompensado su esfuerzo con una llamada del Alavés ante la que no se lo pensó dos veces.

"Va a ser un momento especial si coincidimos en el campo, pero el resto de cosas no cambian demasiado", comienza a explicar Iban antes de que Iker saque a la luz rencillas del pasado: "Si hay que pegar se va a pegar porque en el campo no hay familia ni nada". El pequeño de la saga se presenta ante una oportunidad única de devolver, desde el cariño, alguna de las patadas que se llevó de su hermano mayor cuando eran unos querubines.

amateur y profesional Aunque militan en la misma categoría, el fútbol que conocen los hermanos Guereñu es muy distinto. Mientras que Iban trabaja por las mañanas y entrena por las tardes, Iker está dedicado plena y exclusivamente al Alavés. Son las dos velocidades de una competición en la que profesionales y amateurs comparten terrenos de juego cada semana sin que, en muchas ocasiones, lleguen a apreciarse las diferencias.

"Estamos en un grupo en el que la mayoría de los equipos son profesionales, pero el Lemona no es así. Tenemos un profesor de autoescuela, otro de educación física, un trabajador de almacén, yo trabajo en un servicio de prevención... Además del fútbol, todos tenemos nuestro quehacer. En el Alavés, la única preocupación es el fútbol", dice Iban.

El privilegiado, en este caso, es un Iker que ya sabe lo que es pasar por esa doble vida: "En su día ya viví esa situación y cuando no estás en ella es cuando te das cuenta. Aunque la gente no lo crea, ser futbolista es duro porque tienes que renunciar a muchas cosas. Yo, por ejemplo, llevo unos cuantos años lejos de mi familia y ahora noto que la situación en diferente".

El domingo, Iban será el encargado e ejercer de anfitrión en un Arlonagusia que atemoriza a muchos, aunque el vitoriano le quita mística al escenario y asegura que hay campos mucho peores: "No es tan pequeño, lo que pasa es que las vallas están muy cerca del césped y hay una pared vertical de dos metros pegada a la banda y detrás de las porterías también hay pared y tienes la sensación de estar encajado en un futbolín. La verdad es que se puede jugar más de lo que los equipos creen".

Para conseguir esa importante victoria para el Alavés, Iker ya ha encontrado un antídoto que habrá que poner en práctica sobre el terreno de juego: "Igual no podemos sacar tanto el balón jugado, pero lo verdaderamente importante es estar atentos a las segundas jugadas y, a partir de ahí, ir enlazando el juego para buscar oportunidades".

Al final, pase lo que pase, las manos volverán a entrelazarse y la fraternidad reaparecerá en el seno de la familia Díaz de Guereñu que, por fin, podrá ver a sus vástagos cara a cara tras muchos años peleando por buscar un hueco importante en el fútbol.

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ARTICULO PUBLICADO POR EL DIARIO DE NOTICIAS DE ALAVA EL DIA 22 DE DICIEMBRE DEL 2008:

Vuelve a Vitoria 41 años después

Foto: Vasco-Navarro a su poso por Escalmendi

El ferrocarril Vasco-Navarro a su paso por Escalmendi.Foto: arque. Archivo municipal de vitoria-gasteiz

El tranvía vuelve a Vitoria. Sí, vuelve. Casi medio siglo después. Los hombres que se dejaban el pellejo en las fábricas, las de Olarizu y Gamarra, se acuerdan bien. Aquellos vagones no eran de color esperanza, ni lucían morros aerodinámicos, pero sí circulaban sobre raíles eléctricos, lo más de lo más por aquellos tiempos. Eran los vagones del Vasco-Navarro y, como el ferrocarril, su huella desapareció casi de un plumazo, tras tres años de idas y vueltas por Gasteiz. La decisión la tomó el Gobierno de España, instigado por el Banco Mundial Europeo: o potenciaba las carreteras o reforzaba las comunicaciones por tren. Se decantó por la primera. Y los raíles, desde Estella hasta Bergara, incluida la capital alavesa, dijeron adiós al traqueteo metálico.

Si fuera posible dar marcha atrás en el tiempo, y España hubiera optado por lo que todos los países del norte de Europa, este martes no se celebraría el estreno del tranvía; sólo, la inauguración de la segunda línea. "Todo está inventado", insiste Javier Suso. Sabe mucho sobre aquel tren que se infiltró en la ciudad, porque su padre, Ángel, fue empleado del ferrocarril por aquella época. Y, también, porque su pasión por las locomotoras se remonta a 1964, cuando con nueve años escuchó por primera vez el run-run de los convoyes en plena Vitoria, una ciudad de txapela, faldas por debajo de la rodilla, cuatro casas y fotos en blanco y negro.

Para entonces hacía tiempo que se rumoreaba que el Vasco-Navarro iba a morir, que era muy deficitario y que Madrid no lo atendía. Pero en la década de los 60, 80 años después de que comenzaran las primeras obras del ferrocarril a cargo de los hermanos Herrán, las autoridades decidieron darle un empujón -sería el último- con la compra de nuevo material. Y tanto adquirieron que sobró, y tanto sobró que surgió la idea de emplear el excedente para crear una línea urbana en Gasteiz. La industrialización de la ciudad pedía a gritos un medio de transporte que facilitara a los obreros ir y venir del tajo todos los días. Era un motivo de peso y, ante semejante remanente, arrancaron rápidamente las obras. "Narciso Buesa, el padre del socialista asesinado por ETA, hizo el primer tranvía de Vitoria", recuerda Suso.

Un apellido perseguido por la tragedia unido a un tranvía sobre el que siempre pendió la espada de Damocles. La línea urbana de ferrocarril de Vitoria enlazó el norte y sur de la ciudad a través de doce paradas: Olarizu, Adurza, Olaguíbel, Los Isunza, Forjas Alavesas, Betoño, Osineguea, Escalmendi, Durana y Salinas. De la primera a la última apenas pasaban 20 minutos. Los convoyes eran rápidos, muy rápidos para una ciudad donde todavía muchos gasteiztarras se desplazaban a la antigua usanza, del modo más sostenible, la carreta.

"El ferrocarril era muy moderno, iba sobre raíles electrificado", subraya Suso. Y los vitorianos supieron agradecer la novedad; sobre todo los trabajadores de las fábricas, ya que la línea conectaba el centro con los polígonos industriales de Betoño y Gamarra. "Este tren ejerció una función social muy importante", prosigue el experto. Sus recuerdos lo avalan y, también, los recortes de prensa que atesora en casa. Tanto les gustaba a los gasteiztarras este pseudo tranvía que, cuando se inauguraron las piscinas municipales de Gamarra, también en 1964, los vagones se quedaron pequeños.

En un domingo de agosto de aquel año, el Vasco-Navarro despachó más de 4.000 billetes por un importe de 12.016 pesetas con destino a las piscinas. La demanda obligó a movilizar 20 trenes de seis unidades que hicieron nada más y nada menos que 40 viajes. Quién les iba a decir a los viajeros que sólo tres años después el ferrocarril desaparecería por ser deficitario. Pero eso es lo que pasó. A Suso no le sorprendió, su padre tenía información desde hacía tiempo de primera mano, pero sí lo lamentó. "Antes de dar carpetazo, los responsables tendrían que haber valorado el perjuicio que suponía para la gente humilde quedarse sin el tren", critica.

El 16 de diciembre del año 1967, el Gobierno Civil comunicó, por orden de Madrid, la sentencia de muerte. El 31 sería el último día para la línea urbana y para todo el ferrocarril. Y así fue. Franco cumplió. El 3 de enero de 1968 salió el desmantelamiento a subasta pública, en marzo comenzaron los trabajos y para octubre ya se habían desarmado los raíles hasta Eskoriatza. "¡En medio año se llevaron por delante cien kilómetros!", se lamenta Suso. Destruir es más fácil que crear. Al menos, en el caso del Vasco-Navarro. "Construirlo costó 40 años de sufrimiento, pero se acabó con él en un instante".

La historia del ferrocarril comenzó a rodar en 1882, cuando el proyecto fue concedido a los hermanos Herrán. Y desde el principio renqueó. Debido a la falta de liquidez por la renuncia de los ayuntamientos afectados a aportar dinero, cuatro años después se constituyó con capital inglés The Anglo Vasco Navarro Railway Company Limited. Pero la empresa quebró y eso hizo que Álava, Gipuzkoa y Navarra unieran sus fuerzas en 1892 para reanudar los trabajos. Y cuando parecía que el tren se iba a quedar para siempre, la retirada de las subvenciones en 1965 acabó con la locomotora. Y con el tranvía. Hasta 43 años después.

 

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